miércoles, 30 de enero de 2013

Fusión de Ayuntamientos. Desaparición de Diputaciones


La propuesta de UPyD es PERJUDICIAL para el afán de chiringuito que algunos partidos tienen; y BENEFICIOSA para  el conjunto de la ciudadanía. Ante esa disyuntiva (`establishment´ o ciudadanos), está claro que ciertas castas tenderán a proteger los intereses que le otorgan su sinrazón de ser. Obvio. A nadie podría extraña que los Baltar (PP) sean grandes defensores de la Diputación de Pontevedra; o que Nemesio de Lara (PSOE) sea un acérrimo paladín de la Diputación de Ciudad Real.

El pasado viernes presentábamos en Salamanca la propuesta de Ordenación Territorial para la provincia. Una propuesta que UPyD lleva abanderando desde hace años para toda España. En el caso de Castilla y León, y de manera significativa en el de Salamanca, la propuesta resulta de especial pertinencia (la provincia de Salamanca cuenta con 363 municipios; más del 80 por ciento, con menos de 500 habitantes).

La fusión de municipios es algo que viene dándose en toda Europa desde mediados del siglo XX. En España esa fusión está por hacer (contamos con las administraciones locales más reducidas de toda la OCDE); y ese micromunicipalismo impide que puedan ser atendidas múltiples prestaciones a las que ha de tener acceso la ciudadanía.

En vez de dar respuesta al desafío desde la raíz, en España se ha optado por el costosísimo parcheo. Dado que hay Ayuntamientos que no pueden atender los servicios básicos de sus vecinos, han florecido instituciones intermedias (Diputaciones, Macomunidades y órganos varios) que se sitúan entre la Administración municipal y las Administraciones autonómica y nacional. ¿Resultado de todo ello? El sabido y constatable: multiplicación de duplicidades y despilfarro.
   
Quienes ponen el grito en el cielo ante la propuesta de UPyD (aparentando estar preocupados por el ámbito rural y la vida en los pequeños municipios), deberían reconocer que es el modelo actual el que mucho ha contribuido a la despoblación y el envejecimiento de tantas zonas.

Los vecinos de municipios pequeños tienen el mismo derecho a servicios básicos que los vecinos de municipios grandes. De ahí la propuesta de UPyD: logremos Ayuntamientos que verdaderamente cuenten con competencias y presupuesto como para atender esas demandas.

Esos reconfigurados Ayuntamientos harían innecesarias las Macomunidades y las Diputaciones (con todo lo que de ahorro ello conlleva); y se reducirían alcaldes y concejales sin mermar el pluralismo político (cosa bien distinta de esa reducción de concejales –lineal, caprichosa y contraria al pluralismo- sobre la que alguna vez Rajoy ha barruntado).

Tal y como UPyD siempre ha defendido, si derrochamos en lo superfluo, será imposible que los recursos alcancen para lo auténticamente necesario. Los `éxitos´ del actual engranaje administrativo son palpables.

Muchos optan por el `sostenella´ (del disparate), aunque para eso simulen estar en el interesado `enmendalla´ (de lo accesorio). Véanse a modo de ejemplo los ajetreos en los que anda embarcada la Junta de Castilla y León: hace nada estaba diseñando “distritos”, ahora está enzarzada en las “unidades rurales y urbanas”… y seguirá mareando la perdiz, pero sin atreverse a plantear ni la fusión de Ayuntamientos ni la desaparición de Diputaciones.

Consideramos que la propuesta de UPyD es beneficiosa para los ciudadanos. Beneficiosa por razones económicas (combatiría duplicidades; suprimiría las ineficientes Diputaciones; eliminaría asesores y personal de confianza de esos diputados provinciales…); y beneficiosa por razones estrictamente democráticas (ni Diputaciones ni Mancomunidades son elegidas directamente por los ciudadanos; el germen clientelar y la tentación del nepotismo es algo más que una evidencia en la dinámica actual de las Diputaciones; Ayuntamientos más grandes tendrían que propiciar mayor transparencia y supervisión, algo que frenaría la opaca gestión municipal que a día de hoy existe en tantos municipios… etc, etc, etc).

La propuesta de UPyD aspira a mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. No es un anhelo gratuito. Hay argumentos más que sobrados para defender que esta propuesta es cabal y razonable (para no hacer este artículo más extenso de lo recomendable, sirva este enlace como complemento y vía hacia otros documentos adjuntos).

Es normal que a PP y a PSOE (y a otros ansiosos aspirantes al botín del `más de los mismo´) les incomode la propuesta de UPyD. A algunos les estomaga oír hablar de eficiencia económica y de saneamiento democrático. Allá cuentas.

UPyD no nació para complacer intereses partidistas. Nació para ayudar a la mejora de la democracia, y al interés general de la ciudadanía. En ello estamos. En ello (le pese a quien le pese) seguimos.

---
artículo también publicado (30-1-2013) en el blog personal de Tribuna de Salamanca.